
Sin alguien que observara la partida
Es un barco de tierra, que nunca ha visto al mar.
Es un barco de tierra, que nunca ha visto al mar.
Lo que ocurrió después es lo que ocurre cuando sale uno al mundo, dispuesto no solo a observar sino también, a recibir y, estando en contacto con todo alrededor, no solo con la posibilidad del regalo sino con el riesgo que representa.
Un lugar inaccesible, oscuro, donde se forma el cuerpo y se cifran las dudas.
La metáfora no es siempre capaz de superar la lucidez, en especial cuando la injusticia consiste, no solo en la violencia del acto, sino en la insuficiencia de la explicación.
Un grillo ahora, eras criatura de la tarde hace un instante.
Desesperadamente le besarás de nuevo y le olerás sus manos. Recordarás la navidad —no habrá ninguna otra.
Dejas abierto el llanto: que cada gota escurra. Dejas pasar el tiempo hasta que pase.
La insularidad de cara al futuro impone el reto de establecer un equilibrio entre las particularidades de ser isleño y la universalidad de la experiencia humana.